Mientras vivimos una de las más groseras y violentas ofensivas capitalistas de los últimos 30 años, se ha puesto de moda un vende humo, más rancio que papa frita de segunda marca, que sostiene (una vez más) que la salida es la «armonía del capital con el trabajo».

O sea, en buen cristiano: «pongamos la otra mejilla». Lindo botón de muestra del desarme político que atravesamos. Clara señal del rumbo que imprimirán si conducen los armoniosos, que salen a ofrecer mejillas y trabajo ajeno.